Los orígenes del vino
Aunque existen indicios de que el cultivo de la vid (al principio salvaje, denominada vitis vinifera sylvestris ) y la elaboración de
bebidas a partir de las uvas (en forma de zumos con añadido de azúcares) ya se realizaban en torno a los años 6.000 y 5.000 a.C., no es
hasta la Edad de Bronce (3.000 a.C.) cuando se estima que se produjo el verdadero nacimiento del vino (antes, quizá, se había logrado de
forma accidental). Los arqueólogos han encontrado indicios que fijan el origen de la primera cosecha de vino en Súmer, en las fértiles
tierras regadas por el Tigris y el Eúfrates en el Próximo Oriente, en la antigua Mesopotamia.
Desde Súmer llegó a Egipto, donde rivalizaría con la cerveza que se elaboraba en el Antiguo Egipto (3.000 a.C.). Las orillas del Nilo
fueron tierras de cultivo de la vid y en torno a estas plantas (cada vez más domesticadas), se desarrolló toda una actividad laboral e
industrial. Los egipcios fermentaban el mosto en grandes vasijas de barro, y producían vino tinto. El vino se convirtió en símbolo del
estatus social y era empleado en ritos religiosos y festividades paganas. Los faraones eran enterrados con vasijas de barro que contenían
vino y en las pirámides se han hallado grabados que simbolizan el cultivo de la vid, la recolección, elaboración y disfrute del vino en
fiestas y actos religiosos. Es curioso observar que ya en esta época el vino se guardaba en las ánforas durante varios años, teniendo más
valor el vino viejo que el nuevo. Los alfareros grababan en lasánforas destinadas a la guarda del vino quién había cultivado las uvas, la
fecha de elaboración y la calidad del mosto (podría decirse que se trataba de la antesala de la moderna etiqueta).
La adaptabilidad de la vid ( vitis vinifera ) favoreció su expansión por Europa Occidental a través de las rutas comerciales, llegando
hasta China. Se cree que la vid llegó a la Península Ibérica antes que los fenicios, en torno al 3.000 a.C.
En el 700 a.C., el vino llega en su proceso expansivo a la Grecia clásica. Los griegos tomaban el vino aguado, se empleaba en ritos
religiosos, funerarios y fiestas populares, además, asignaron al vino una divinidad: Dyonisos, que aparece siempre representado con una
copa en la mano. Los griegos crearon recipientes de diferentes tamaños para el almacenamiento y servicio del vino: ánforas de gran tamaño,
que se sellaban con resina de pino; cráteras de tamaño medio; y pequeños aoinojé y ritones . En esta época, se elaboraban vinos con
particularidades propias en diferentes regiones de Grecia, como en Rodas, Icaria, Quíos, lesbos, Eritrea, Naxos, Taasos, Corinto o Mende.
Incluso, existe documentación que indica que se llegaban a importar vinos procedentes de países exóticos, como Líbano o Palestina,
generalmente destinados a las mesas de las clases nobles.
Los orígenes del Clericot
La historia culinaria del Clericot se remonta a la época en la que el Imperio Romano se apoderó de Francia y Gran Bretaña, lugar en el que
dominaban los celtas. Cada 31 de octubre, éstos festejaban a Samahin, caballero de la muerte celta y lo hacían con el tradicional vino
tinto con frutas remojadas.
Por otro lado, los romanos festejaban en esa misma época a la diosa de los frutos y los árboles y también lo hacían con la tradicional vid
remojada en vino tinto y otros frutos, de esta manera, se considera que ésta fue la primera aparición de lo que hoy llamamos ‘clericot’ en
la historia de las bebidas.
Por aquel entonces, estas creencias y culturas se fusionaron y de ahí nació este brebaje tipo coctel de frutas del que se creía que quien
bebía de ella, sería poseído por un espíritu (porque embriagaba y transformaba a las personas).